Cuando se entra a la selva, historia real, PARTE 2


 En estos momentos, no recuerdo si dormía bien o no, si recuerdo que mi esposo había comprado unas esponjas largas que la usábamos para acostarnos y eso me permitía estar bastante cómoda, pero aun así no logro recordar si dormía bien o no, es un olvido que se lo debo al tiempo.

Dia 2
No se de que manera porque dudo que alguien tuviera despertador, el amigo bendecido aun sin amanecer dio el de pie, para prepararnos para la marcha y yo... como carajo, si no veo nada, mi esposo recogió la casa de campaña, yo media cautelosa me preparaba, no sentía hambre y llevaba mas de un día sin comer, mi esposo abre una lata de frijoles, pan, salchicha y me obliga a comer, requiriéndome fuerte y me comí aquello a empujones, de momento un haitiano del grupo les dice a todos que se sabe un camino rio arriba, veo que todos se disponen a seguirlo, miramos al bendecido y nos dijo que por ahí no era, pero si todo el mundo lo seguía , el también a ver por donde nos iba a llevar, esa mañana no tengo palabras para describirla, estábamos caminando por el medio del rio, con partes bajas, otras hondas, yo no sabia nadar, auxiliada por mi esposo, todas las cosas mojadas, siguiendo aquel que dijo que sabia, lo que no sabia, hasta que llegamos al punto que no había forma de seguir y ahí se descubrió su total locura y nos hizo perder media mañana, ya que hubo que regresar pasando las mismas dificultades, se imaginaran cuando llegue al punto inicial , quería volver a acostarme a dormir, pero noooo, había que subir otra montaña, en ese momento el grupo de los 95 se empiezan a dividir, es normal no todos tiene la misma fortaleza física y rapidez, el bendecido que iba a la delantera iba dejando marcas por el camino para que los de atrás se guiaran por donde ir, yo no se como ellos identificaban las marcas, pero así era, mi esposo cuando yo empecé a subir esa montaña quería que me apurara porque su deseo era estar en el grupo del bendecido, que era el que tenia mas experiencia, pero no se le cumplió, por mi culpa, todavía en ese momento el grupo estaba bastante compacto, hasta un punto, después que bajamos esa montaña interminable,  que cuando pensaba que estaba llegando a  la cima, seguía ella muy esbelta, con sus cuestas  pronunciadas,  ya ahí, las bajadas las hacia de nalgas, arrastrándome, mi esposo regañándome pero era muy impresionante , parecía que uno iba a rodar cuesta abajo, ya en la base de la esbelta, había como un riachuelo con piedras gigantes, ahí nos sentamos para descansar 5 minutos, una gran parte continuo camino y otra parte se quedo cocinando, yo me decía... que locos, como se van a quedar...yo quería decirles que continuáramos unidos, pero no podía pronunciar palabra, y mucho menos dar un discurso despertando conciencia,  así que seguimos por el camino marcado del riachuelo, pasamos por una zona que tenia la hierba tan alta que no nos veíamos unos a otros, al salir del matorral veo que mi esposo no sale , los demás ya están subiendo la otra montaña,  me paro asustada y empiezo a gritarles para que se guiaran  por el sonido de mi voz, hasta que lograron salir la otra parte del grupo y comenzamos la subida, a esta montaña le voy a poner sufrimiento, porque  no tenia fin.
 Recuerdo que me sorprendía la fuerza que tenían esas mujeres haitianas que llevaban los bultos en la cabeza y cargaban además niños , mochilas y los hombres no llevaban nada y yo...uppss...que cultura mas machista, a lo que me alegraba de mi suerte. Me hice amiga de una de ellas , era media gordita, cara ancha, bajita y se veía que estaba muy agotada, como entendía el español le propuse hacer un juego, que íbamos a subir sin parar hasta puntos fijados y ahí cogíamos un respiro para poder liberar un poco de presión, esa montaña la sufrimiento, no tenia para cuando acabar, era cuesta arriba, cada vez que subíamos,  me daba cuenta que la constitución del terreno iba cambiando, a veces rocas, otras arena , arcilla, y así, era un sufrimiento sin fin, ya yo estaba echando el resto, el día se me hacia interminable, concentrada solo en las metas que tenia que vencer, mi esposo detrás de mi siempre, de vez en vez me pedía que lo ayudara en algún tramo con las mochila y  cada vez que lo ayudaba yo iba tirando cosas que no eran necesarias para la supervivencia, como la ropa.

Después de una larga cuesta que logramos llegar a la cima de sufrimiento, nos sentamos a descansar ,   para mi las bajadas eran lo mas difícil, yo tenia unas botas , que me protegían muy bien, pero  sentía que me iba a caer en cada bajada, por tanto me volví a arrastrar por toda la ladera de sufrimiento , mi esposo regañándome , que me iba a cortar, pinchar con cualquier cosa, pero no le hice caso.
Eventualmente ese grupo grande se dividió de nuevo y quedamos 10 personas al descender, nos reagrupamos y empezamos a caminar en un llano, mi esposo me dijo que estábamos en la cuenca de un rio porque la tierra era arenosa, había grandes piedras, que se veía que habían sido arrastradas por el rio, ya que esa parte era como una llanura, afortunadamente el rio estaba medio seco y continuamos marcha .....camina que te camina ,me dije yo...estaremos de nuevo perdidos?, pregunte por las supuestas marcas que para mi eran invisibles y silencio sepulcral... estábamos de nuevo perdidos... no puedo describir  mi estado mental, yo solo estaba pendiente de si había serpientes que nunca vi, continuamos perdidos, el día no acababa y de momento caballos,.... que?, caballos en la selva? y detrás 2 jinetes con armas de fuego, uhhhhhh dije, esto esta complicao....pasaron de lado, nos miraron y regresaron, yo les soy sincera, yo estaba tan cansada, que no tenia fuerza ni para sentir miedo, yo estaba ya en un plan de desahucio impresionante, perooo, de nuevo la ayuda divina, los jinetes conversaron con los haitianos, pero ellos no se sabían expresar bien y mi esposo intervino y el jinete 1, viro la cara y dijo.... cubano asere que bolá...aquello me causo tanto asombro, que en medio de la selva un desconocido fuera capaz de identificarnos con tanta alegría como lo hizo, que me tuve que reír.

 Al final estábamos re perdidos y ellos nos dijeron que si lo cogían ayudándonos les podía costar la vida, yo no entendía nada, porque dudaba que en aquella nada,  hubiera algún tipo de dron vigilante,  a la larga nos dijeron que nos iban a llevar hasta un  punto y de ahí nos iban a indicar por donde seguir...mi mente... ay mi madre, nos vamos a volver a perder... en un punto el jinete 2 me miro y dijo  la cubana ya no puede mas, yo creo que ella no llega, yo lo mire , me reí y me dije por dentro... créetelo, yo salgo porque salgo.....mi sonrisa fue borrada de momento ... había otra montaña, di el grito en el cielo...noooo....pero ellos dijeron que no era tan alta, para mi era kilométrica, al llegar a la cima, nos dijeron sigan cuesta abajo, y cuando lleguen al rio acampen ahí, al final les insistimos que por favor nos bajaran porque ya estaba cayendo la noche y era peligroso y lo hicieron, esos jinetes cabe destacar que andaban descalzos y yo solo decía esta gente no le tiene miedo a las serpientes, la ultima que bajo de aquella montaña fui yo con mi esposo, ya que como siempre las bajadas muy peligrosas y esta vez no me pude arrastrar por tener bastante vegetación , mi miedo a las serpientes, y mis pantalones rotos.

Ya casi cayendo la noche empezamos caminar por la cuenca de un rio medio seco ,las piedras del rio me hincaban los pies, y mis botas estaban intactas,  mas adelante se veía que aumentaba el caudal y decidimos acampar frente a lo que parecía un puesto fronterizo encima de la coordillera de  montañas que acabamos de bajar, pero no había nadie, a partir de ahí lo único que sabíamos que había que seguir rio abajo hasta llegar a un sembrado, entrar no se hacia que lugar a buscar un puerta de madera y seguir hasta... ahí me perdí, cosa que en ese momento no me importo porque yo estaba viviendo mi día a día, el cansancio no me daba para poder preocuparme por mañana.

Cabe decir que bajar la montaña arrastrada me rompió los pantalones en los glúteos, que estaban como Dios me trajo al mundo  , andaba  con una camisa amarrada para tapar mis partes.
Nosotros no somos los únicos que botamos las cosas,  en todo el camino de esa selva, se ven las ropas , electrodomésticos, champú, en fin ,  de todo tipo de mercadería y mi esposo como sabia que tenia mis pantalones  rotos y ya yo  había botado toda la ropa, pues decidió de forma jocosa hacer como decía el,  una compra, fue revisando la ropa que nos íbamos encontrando  hasta que dio, con un pantalón de mezclilla , super bonito, con su etiqueta que apuntaba que era nuevo y era de mi talla, nos apartamos de los haitianos, que estaban acostumbrados  a bañarse desnudos, mi querido esposo me reviso los glúteos en busca de heridas , no tenia ni un rasguño, lo cual lo asombro, me baño, me vistió y me leyó la cartilla.... ya no hay mas ropa, no puedes romper otro pantalón, así que hay que bajar las montañas de pie.... a lo que pensé....  uyyy me la puso durísima, pero le di equis a ese pensamiento , nos preparamos a dormir, una vez mas yo sin hambre , me obligo a comer.... y a partir de ahí empieza mi calvario....

CONTINUARA.....

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