Cuando se entra a la selva, historia real

 


Esta es mi historia de cuando entre a la selva, muchos se imaginaran los lugares por donde pase, pero para no entrar en conflictos territoriales , de identidad, o lo que sea, voy a referirme a los lugares y personas con otros nombres, lo que les garantizo, que es mi historia real ,y estas son mas interesantes cuando son contadas de primera mano, así que siéntese y empecemos.

Toda nerviosa estaba, al ver la montaña que tenia frente a mi, solo pensaba y no pensaba, era la sensación, que no podía regresar, que la única opción que tenia era continuar, y un ay mi madre en el pecho, porque, aunque me habían dicho que se podía pasar, era un mundo totalmente desconocido, nunca había estado en una selva y en un arrebato de nervios, me dije toda firme y con convicción: que estábamos todos bendecidos, que a nadie del grupo les iba a pasar nada y que entrabamos  en paz con la naturaleza y con todo el universo, declare que no quería ver muertos, animales, no quería ver nada desagradable, así lo grite, como exigiéndole a no se que o quien, que había que cumplir mi deseo.

El tema era, que estaba prohibido que entráramos a la selva con un guía, para mi, era una total locura, pero, días antes de entrar a la selva , había conocido a un haitiano, que por pura casualidad, oí su historia sentada cerca de el, la cual era muy peculiar, porque había pasado esa selva tres veces , ya que cada vez que llegaba a su destino dorado, lo viraban para su pais, al escuchar su anécdota no pensé y salí corriendo a buscar a mi esposo y comentarle de ese haitiano que se sabia un camino, mi plan era hablar con ese muchacho a ver si podíamos irnos con  el, ya que estaba muy preocupada como íbamos a enfrentarnos a una selva que no teníamos ni idea de donde empezar, ni que llevar, o sea estaba realmente en shock.

Corrí adonde mi esposo y le comente, enseguida lo buscamos y le hablamos que queríamos entrar  con ellos, el hombre asombrado pero a la vez complacido, aun hoy no se por que, accedió, pero puso una condición, solo mi esposo y yo podríamos entrar a la selva con el grupo de el, que eran 95 haitianos, no mas cubanos, aunque tratamos de persuadirlo no hubo manera y la cuestión era decisiva, lo tomas o lo dejas y sin mas remedio,  lo tomamos, en toda aquella confusión de tantas personas de diferentes nacionalidades haciendo planes, muchos querían llegar a un punto de la selva donde se cogía una avioneta , no recuerdo si era a un día o dos caminando, para  librarse de pasar la selva completa ,mas,  el plan del haitiano era otro, ir trocha adentro por el camino que el se sabia por haberlo pasado tres veces y nos dijo con toda seguridad estas palabras, por ese camino no les va a pasar nada... y yo me aferre a sus palabras, nos oriento que comprar , que llevar, información que compartimos con nuestros compatriotas.

El día 1 nos tocaba pasar el mar para llegar al punto de entrar a la selva, nos fuimos con el grupo de haitianos, algunos hablaban español, otros no, pero ni modo, era una decisión tomada, el mar parecía tranquilo esa mañana, pero al adentrarnos mar adentro el oleaje era espantoso, yo iba en la parte de arriba de la embarcación y toda el agua me mojaba, el barco subía al vaivén de las olas y caía con furia, pero que contenta yo iba, no calculaba el peligro inminente en que estaba, solo mi esposo estaba todo serio y yo animándolo, ya llegando al punto, sin contratiempos, caminando hacia mi destino incierto pase por al lado de lugareños que nos bendecían, cosa que me llamo la atención porque todos estaban afuera de sus viviendas despidiéndonos como si fuéramos al matadero, recuerdo que pare en un punto antes de entrar oficialmente a la selva y mi esposo me compró una bebida energizante, ya ahí, deje un poco de ropa tirada en el camino porque  estaba cansada, no se si era lo psicológico, pero me pesaba la mochila y empezamos la subida, esa montaña tiene un nombre referente a la muerte, que de oírlo no te dan ganas de subirla, pero yo me sentía como protegida, porque al menos estaba entrando a la selva con personas que conocían de monte, sabían como guiarse y que hacer, esa subida para mi, fue espantosa, al final mi esposo cargo las dos mochilas y yo solo llevaba un pequeño bolso y el pomo de agua, que me pesaba, mientras mas caminaba, mas me pesaba y al final lo bote, que barbaridad... decía yo... bote la única agua que tenia, aunque el haitiano que a partir de ahora le llamare amigo bendecido, nos dijo que no era necesaria el agua porque lo que sobraba en esa selva era eso, pero aun no llegábamos al rio, e iba cayendo la tarde, en un punto que paramos a descansar, veo a unos haitianos tomando refrescos y dándoles a otros y mi esposo, para animarme o para gastarme una broma, me dice que fuera donde estaban ellos a pedir nuestras bebidas y yo fui directico y les dije que me dieran los refrescos de mi esposo y mío, la sorpresa en sus rostros fue evidente y mi esposo riéndose me dice ....pero eres boba, como crees que en medio de la selva van a repartir refrescos, jjjj, yo vire para atrás y los sorprendidos,  me regalaron un poco de refresco, ya que era su provisión, yo no quería aceptarla ,pero lo tuve que hacer.

 La tarde seguía cayendo y no llegábamos al rio, sube y baja montañas, al final nos enteramos que estábamos perdidos, dije yo... albaooo, como que perdidos?, se suponía que teníamos que estar en el rio antes de la noche, para acampar y continuar temprano, que embarque, repetía yo... perdidos en esta selva... caminando y caminando nos encontramos con dos campesinos que Vivian en el lugar, los lugareños estaban renuentes a guiarnos hasta el rio porque lo tenían prohibido, pero al ver el grupo tan grande con mujeres embarazadas, niños, pues al final accedieron.

 La noche iba cayendo, no se veía nada, yo, no traía linterna, algunos haitianos si, pero aun así no se veía ni hostia, bajando una montaña con acantilados al lado, supongo, sin ver que había delante tuyo, mi esposo resbalo , se cayo, y así con dificultad , mucho cuidado, ya que el ángulo de esa cuesta con respecto al terreno horizontal era casi de 90 grados, o sea super peligroso, yo me aguantaba de cuanta mata, ramas tenia delante, pinchándome con las espinas de ellas, no me importaba, no me podía caer, hasta que al fin llegamos tarde al rio y pudimos acampar, mi esposo y yo, muy particularmente armamos la casa de campaña y nos tiramos a dormir, ni comimos, un cansancio extremo, solo aguita, ya que estaba muerta de sed, porque bote mi agua, recuerdan?, pensando que íbamos a llegar al rio rápido y no fue así,, lo mas lindo del caso que vi mi pomo de agua en manos de otro haitiano y lo pensé dos veces, porque quería quitárselo, la sed era insoportable y una pareja , que se dio cuenta de mi desesperación porque estaba casi gritando que quería  agua , me dio una bolsita con el preciado liquido, que compartí con mi esposo, pero se imaginaran que no era suficiente

Ya en el rio, después de la odisea de la perdida, tome la bendita agua y nos quedamos medio dormidos como dije, sin comer, era mas el cansancio que el hambre , los haitianos si hicieron fogatas y cocinaron , mas tarde sentimos que llego otro grupo y habían unos cubanos, ahí si abrimos la carpa y conversamos con ellos y que les digo,  me dio alegría de ver a mis compatriotas, que traían un niño haitiano de otro grupo que lo encontraron perdido, que niño tan lindo, como de 8 años, les comentamos  que lo dejaran con nosotros, pero los cubanos se negaron , dijeron que ellos lo encontraron y ellos lo iban a sacar de la selva, y ni modo, nos dimos los respectivos consejos y buenas noches, que había que continuar......


CONTINUARA..........

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Que me define

Desarraigo